Desde el siglo XVI, hasta el siglo XIX los historiadores que se ocuparon de estas instituciones escribieron trabajos que no son sino crónicas más o menos afortunadas, que se ocupan preferentemente de narrar los acontecimientos en que se vieron envueltas las Órdenes Militares desde su fundación. Parangonando la forma del relato adoptada por los cronistas regios, que centraban su trabajo en la biografía y hechos de los monarcas, los de las Órdenes estructuraron sus crónicas en apartados correspondientes a las vidas de los maestres, cabezas de las Órdenes.