"El Universo Herrera", una exposición virtual comisariada por el grupo de investigación Léxico Español de la Economía (ILLA)
La exposición bibliográfica virtual «El universo Herrera», comisariada por los miembros del grupo de investigación Léxico Español de la Economía (GILEE) entre los que figuran Mariano Quirós García (ILLA-CSIC), Elisabeth Lago Marí (ILLA-CSIC) y Eduardo Méndez Polo (ILLA-CSIC), se centra en los primeros tratados geopónicos escritos en castellano, publicados a lo largo del siglo XVI.
La muestra se compone de tres secciones. En el centro, como una especie de astro alrededor del cual gravita el resto de autores, se sitúa Gabriel Alonso de Herrera, al que de esta manera se le reconoce su papel protagonista, cuasi demiúrgico, en la historia de la agricultura en España y Europa. Junto a una breve biografía, en la que se ofrecen los datos cardinales para comprender al escritor y sus circunstancias, se presenta una historia editorial completa de su Obra o Libro de agricultura, desde la primera edición, aparecida en 1513, hasta la actualidad. Se incluyen tanto las versiones en castellano como las traducciones de las que ha sido objeto el texto.
El segundo bloque, denominado «A zaga de Herrera», está dedicado a los volúmenes que vieron la luz en el último cuarto del Quinientos: los Diálogos de la fertilidad de España (1578) y el Despertador (1581), de Juan de Valverde Arrieta; el Arte para criar seda (1581), de Gonzalo de las Casas; el Tratado breve de la cultivación y cura de las colmenas(1586), de Luis Méndez de Torres; la Agricultura de jardines (1592, primera parte; 1597, segunda parte), de Gregorio de los Ríos; y, por último, los Discursos del pan y del vino del Niño Jesús (1600), de Diego Gutiérrez Salinas. El tratamiento de cada una de las obras es idéntico al efectuado para la de Alonso de Herrera.
La tercera y última parte está configurada por las fuentes de las que se nutren los seis geóponos españoles y que les sirven de modelo o de inspiración. En ella se evidencian las redes intelectuales que se gestaron en la composición de cada libro y las bases sobre las que se erigió su contenido. Descartada cualquier imposible exhaustividad, y bajo el supuesto de que fueron las que pudieron conocer y emplear nuestros escritores, se aportan fundamentalmente los datos de aquellas ediciones publicadas a finales del siglo XV y a lo largo del siglo XVI.