Las exhumaciones de fosas comunes de la Guerra Civil han sido uno de los temas más delicados y controvertidos de la primera década del siglo XXI en España. Aunque hay precedentes de ciclos exhumadores durante la guerra y el franquismo (exhumaciones de postguerra, traslados masivos al Valle de los Caídos desde 1959), y también desde la transición (fosas republicanas exhumadas por familiares), las exhumaciones contemporáneas se distinguen de las anteriores por dos aspectos fundamentales: (a) por la presencia en muchas de ellas de equipos técnicos arqueológicos y forenses vinculados a discursos y prácticas globalizadas de los derechos humanos; y (b) por su emergencia en la sociedad de la información y el conocimiento, factor básico en su difusión y reciclaje en el tejido social y político. En este contexto, El pasado bajo tierra propone una autopsia social del impacto de la apertura de fosas comunes en la sociedad española contemporánea.